La Jornada Mundial de la Juventud 2023 cambió mi vida por completo. Estar rodeado de miles de jóvenes de todo el mundo, todos reunidos por Jesús, me hizo sentir que mi fe católica no estaba muerta, sino viva y con poder. La misa diaria, la adoración eucarística y el rezo del rosario fueron el ingrediente perfecto para el descanso del alma, enseñándome que el corazón se llena solo cuando se vive una vida interior de oración. En el siguiente año, visité Medjugorje, un lugar muy espiritual y perfecto para la oración. Allí pude sentir el amor de María: la brisa suave parecía un cálido abrazo de nuestra Madre, llenando mi corazón de paz y consuelo. Durante mi estancia rezaba el rosario hasta tres o cuatro veces al día, como nunca antes lo había hecho, y como fruto de esa entrega, Dios me dio a entender que estaba llamado a guiar a otros a tener ese mismo encuentro que yo también tuve y a ayudarles en el camino de la fe. Estas experiencias me llevaron a crear Camino Verso L’Alto, un espacio donde cada peregrino pudiera vivir un encuentro auténtico con Dios, sentir su amor, la guía de María y fortalecer su fe a través de la Eucaristía, el rosario y la oración. Mi anhelo es que cada persona regrese transformada, con el corazón abierto y lista para caminar con Jesús hacia lo alto en su vida cotidiana.